miércoles, enero 17, 2018

Julio Valdeón

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Qué canción tan extraordinaria. Para alcanzar la categoría de intocable (Calle melancolía, Y sin embargo, Contigo, De Purísima y oro, etc.), le sobra cierto pellizco privado. Esa ligera sensación de que Menos dos Alas, aunque sea a ratos, cuenta y canta para los íntimos. De que el resto sobramos un poco. Y aún así... emocionante y bellísima. Más todavía porque, grabada en la radio, a palo seco y casi a medio cocinar, suena como debiera hacerlo siempre Joaquín y, ay, nunca lo hace. Con costurones. Imperfecto. Ronco. Sucio. Limpio de cromados y arabescos y con arreglos espartanos. ¿Cuándo un disco de rancheras y rumbas, rascado y grabado de madrugada, sin red ni paracaídas, sin overdubs ni leches, en el salón de su casa? ¿Cuándo unas Basement Tapes desde Tirso de Molina? La arruga es bella. Sabina lo-fi, please.

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